sábado, 7 de junio de 2008

01: La boda

Hoy, hace justo una semana, se casaron mis cuñados ¡por fin!

Como no teníamos nada mejor que hacer en Granada, nos fuimos desde el viernes. Llegamos al Hotel a mediodía con la hora bastante justa para la comida de los niños. Como el Hotel está en medio del desierto, directamente, bajamos el restaurante para comer.
Lo que habíamos visto del Hotel (entrada, habitaciones...) nos había encantado, pero en cuanto empezamos a comer ya supe que la parte gatronómica de la boda estaba bien "cubierta".
Me pedí ¡cómo no! un salmorejo:


Parece un poco pequeño ¿verdad? ¡Todo lo contrario!
El plato parecía el lago Baikal (el más profundo del mundo, ignorant@s... jua-jua...).
Y qué bueno estaba.
Creo me estoy convirtiendo en un salmorejoholic.

Total. Que llegó la hora. Mi cuñado, elegantísimo como en él es habitual, esperando a su prometida. Mi cuñada, guapísima como en ella es natural, avanzando entre los invitados y, supongo, muerta de verguenza.

La "ceremonia" tuvo lugar al lado de la piscina; todo súper bien decorado y bien bonito... un marco incomparable, que diría S.M. don Juan Carlos I. El único "pero" de esta parte de la boda lo puso el "ejerciente", que no tuvo mejor idea que leer un fragmento del capítulo de El Quijote donde se describe la comida que había en la boda de Camacho. Vaya elección más desafortunada.

Realmente aquí acabó "mi boda".
Y es que al poco de empezar la Copa de bienvenida, ya era hora de que Mateo cenara. Así que me subí a la habitación para que se tomara su leche tranquilo. Cuando bajé la cena ya ha había empezado.

Y toda la comida fenomenal. Una ensalada de no sé qué con queso de cabra que estaba súper buena. Rodaballo (no me gusta el pescado) con una especie de paté de pimientos que era para ponerle un piso al paté. La carne también muy bien. Y el postre... el postre... qué postre... una cosa así como bizcocho de chocolate con una fresa dentro y ¿una almendra? (no me acuerdo) sobre una base de chocolate blanco... yo qué sé, para habernos muerto todos de gusto. La tarta también estaba buena, pero es que después del festival chocolatero...

Y bueno, llegó el momento ése en que Jimena ya estaba pasadísima de rosca. Mateo súper dormido. Y antes de que empezara el tema "copa" y me costará la misma alma, decidí que había llegado la hora de que mis polluelos y yo nos fuéramos a dormir.
Aquí los novios:


La mejor pasada de la boda la tuvo Jimena cuando, sollozando (práctica habitual últimamente), le preguntó a su madre si podía ir al lado de aquel señor.
Aquel señor en cuestión era este señor:


Jua-jua-jua... Casi me da algo de la risa. Se ve tonta no es.

Pues eso. Que ya los hemos casado. Que todo muy bien y que ¡vivan los novios!

4 comentarios:

Maite dijo...

Esa es la boda que a mi Pedro le hubiese gustado tener. Pero... hace diez años hubiésemos sido revolucionarios y eso a mi padre (que en su época era hippie; cómo cambian las cosas cuando te aburguesas) no le hubiera hecho nada de gracia.
Enhorabuena a los novios/casados.

Berna. FCO. RGUEZ. dijo...

¡Dios! ¡Pedro COMUNISTA!... Acabo de tacharlo de mi lista de admirados.

Javier Ruiz. (Sevennorth). dijo...

El salmorejo es una mala copia de la porra antequerana. Vale, te invito a comer porra un día.
¿Te has vuelto Kiko? Vale que seas del pepé, pero esto......
Vivan los novios!! (Y el jamón!)

Berna. FCO. RGUEZ. dijo...

¡Y dale éste con la porra antequerana!.. Pues nunca la he probado y ya va siendo hora ¿verdad?..
Y yo más que el jamón diría ¡viva el tío que cortaba el jamón! ¡QUÉ ARTE!