miércoles, 22 de septiembre de 2010

02: El disfraz de Rodrigo

Esta entrada debería haberla colgado el día 13, pero diferentes acontecimientos han hecho que se retrasara hasta el día de hoy, ya les contaré. Y es que aquel día quería hablarles de que nunca un disfraz se había identificado tan claramente con el disfrazado.

Rodrigo es el hijo de David y Patricia. Yo soy amigo-consorte (así me gusta llamarme) de David ya que lo conocí a través de mi esposa. Pero a su vez, soy amigo de su esposa porque la conocí cuando ya estaba casado y, por lo tanto, ya era amigo-consorte de David. Qué lío más tonto. Total, que David, el pobre, vive en la más absoluta tormenta anímica debatiéndose entre el amor a su equipo de siempre (el putoBarça... ¿a quién se le ocurre?) y el asco que le produce la utilización política del mismo. Y Patricia... ¿qué les voy a contar?.. en mi Libreta de Direcciones la tengo como “Patricia-rubia-favorita”... un cielo.

Retomo el tema. El pasado día 10 estuvimos en el cumpleaños de Rodrigo. Patricia y David nos habían comentado que si queríamos podíamos disfrazar a los niños pero es que... ¡¡SE ME OLVIDÓ!! ¡ah, qué desastre!, lo sé. Cuando llegamos al local en cuestión aparece Rodrigo disfrazado de ¡¡SUPERMAN!!
Y lo explico: Rodrigo nació antes de tiempo. Y “antes de tiempo” significa muchísimo antes de tiempo. Tan “antes de tiempo” que durante un tiempo eternamente largo pensábamos... yo qué sé... pues imagínense lo que pensábamos.
Pero Rodrigo, poco a poco, fue saliendo para adelante ¿milagro? ¡qué va! Un luchador. Un grandísimo gladiador (Mi nombre es Máximus Décimus Rodrigus, Comandante de los Ejercitos del Norte, General de las Legiones Fénix, fiel servidor del verdadero Emperador, Marco Aurelio, padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada y alcanzaré mi venganza, en esta vida o en la próxima... Russell Crowe dixit). Un superhombre. Un superman.
Y cuando estamos juntos, de vez en cuando, me quedo mirándolo y pienso que qué tipo tan extraordinario. Y, sinceramente, espero que no sea del putoBarça.


Ese fin de semana prometía grandes expectativas. Cumple de Rodrigo el viernes y el sábado: bautizo de Alex Tan. Llegamos tarde a la ceremonia... ¡lo siento! Pero en la fiesta ¡ohhhhh, qué fiesta! Comimos mucho y bien, y nos lo pasamos aún mejor.
Me negué en rotundo a probar el salmorejo que había preparado Concha... y me supuso un gran esfuerzo, lo admito, pero aquí ya nos conocemos todos y –como Uds. bien saben- no tengo límite con el salmorejo en general y con ése -en particular- pierdo la cabeza y hasta la educación. Amigos, la imagen es la imagen.

Ya les digo, nos lo pasamos fenomenalmente bien. Estuvimos muchísimo tiempo con David y Patricia y, por primera vez en muchísimo tiempo, hasta pudimos conversar tranquilamente sin que nuestros infantes nos molestaran. Y es que los niños crecen y crecen y, a veces, nos dan algunos respiros.

Y qué decirles de Alex Tan. Promete el muchacho. Apunta brillantes maneras de bandolero cordobés mezclado con malaje otureño... Ale y Concha siguen llorando. ¿Y cómo parar?


El domingo nos levantamos con la noticia del fallecimiento de la Tía Encarna, hermana de la abuela de mi esposa... abuela de facto, en realidad.
Mi esposa y mi familia política están tan tristes.
La verdad es que andamos tristes todos.


Cuando cuelgue esta entrada quedarán más o menos diecisiete horas para que empiece el otoño. Acabará este larguísimo, desagradable y estúpido verano.
Tan necio, tan sandio, que hasta para despedirse siguió destilando su baba asquerosa, su fétido aliento... su espesa y maloliente bilis.


p.s.: Sigo con Máximo Décimo Meridio en Gladiator: "A mi señal, ira y fuego". Que así sea.

lunes, 6 de septiembre de 2010

01: Vanitas vanitatis (I)

Es que me he despertado con esa frase... a saber qué habré soñado... en fin...

Puestos a buscar aspectos positivos, aunque sean difíciles de encontrar en este verano que ¡coño! no acaba, uno termina encontrándolos. Sobre todo porque decidí que a partir de 2010 –y con efecto eterno- el verano empezaría el 30 de marzo, que es cuando se produce el cambio horario. Y entre tantos meses ¿cómo no encontrar alegría, aparte de las mencionadas en anteriores entradas?

En abril estuvimos en una boda ¡¡, una boda!! (todavía hay gente que continúa con esta ancestral costumbre) y ¡qué bien nos los pasamos!
Se casaron Ana y Alberto, compañer@s de mi esposa (de trabajo, ella; de Máster, él). Nos sentaron en una mesa en la que había siete enfermeros, un fisioterapeuta, una doctora y yo... ¡qué plan!
Me tocó junto a la Dra. y le pregunté que si le gustaba hablar de su trabajo, me respondió: ¡en absoluto! y les aseguro que fue una comida muy amena. Mi esposa se "pierde" cuando hay otros de su profesión.
Por primera vez en mi vida entré en un servicio de Señoras... claro, que caí en la cuenta de mi error cuando salí y vi a dos chicas esperando... ¡umm! ya me extrañaba a mí que todo estuviera tan limpio.
Como no llevábamos coche ni niños nos quedamos hasta que la Orquesta se despidió. Yo terminé bailando con las compañeras de mi esposa, todas Muy Señoras mías, agradables y simpáticas. Mi esposa no daba crédito. Al día siguiente yo tampoco.

Adjunto fotos del lugar, el precioso Cortijo Caballo Blanco.



Un momento muy especial fue asistir a la presentación del libro de J.A. Fortes, profesor, admirado y sobre todo, amigo. El marco, S.M. Don Juan Carlos dixit: incomparable... El Hospital de Peregrinos de Granada, en la calle Escudo del Carmen.
Adjunto foto.

Lleno total como siempre. La exposición de J.A. fue clara, precisa y contundente. La explicación de Manuel Pimentel –el ex ministro, sí- (me lo presentaron... ¡¡olé!!), clarificadora. Y la concurrencia con ganas de cascar. Porque en este tipo de actos (bueno, en todos en general) la gente aprovecha el “turno de preguntas” NO para preguntar, que es lo suyo; sino para soltar lo que piensa al respecto como si a alguien le interesara.

Así que llevado por su ardorosa impaciencia, Copito de Nieve levantó la mano... Copito de Nieve:
"es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón (...)

Copito de Nieve, bloguero en Ideal y El País, graciosete que critica el ¡Pedro! de Penélope Cruz en la ceremonia de los Oscar, pero no dice nada de la dedicatoria de Pedrito a todas las vírgenes del santoral mientras lo recogía.
Copito habló, habló y habló. Calló. Interrumpió y siguió hablando. Y aquí, yo, harto cómo estaba de la guiri de delante que no paraba de mover la cabeza y más harto aún de Copito de Nieve, me levanté le toqué en el hombro y lo mandé a callar.
Copito reaccionó fulminante: ¿Es acaso Ud. el guardián de la palabra? “El guardián de la palabra”... ¿se puede ser más bobo?,, lo que yo les diga.
Copito, relamiendo su ingeniosa pregunta y con la guardia bajada, no esperaba mi respuesta:
No. Pero después de su insustancial diatriba estoy muy interesado en la respuesta del Profesor a la interesante pregunta de la Señorita”... El auditorio estalló en aplausos y también en gritos: “¡Cállate ya, pesado!”, “¡A ver si te repites menos!” y otras ofensas que no voy a repetir porque no tengo el copyright

:-DDDDD

No hay que saber hablar, hay que saberse dos o tres palabras. Y a Copito de Nieve -a quien“ (...) le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel (...)”- le cayó la gota fría.

De manera que, queridos míos, continuaremos la posada y conversación en la próxima entrada.
Dense ustedes besos y más besos.