martes, 28 de octubre de 2008

03: Pues haberte quedado en la cama

¡Un musical en Granada! ¡Hoy no me puedo levantar! Eso hay que verlo.
Después de la dependienta de El Corte Inglés fuimos los siguientes en comprar las entradas.

Antecedentes
De Mecano sólo me gustan cuatro canciones y medio elepé.
Del primer álbum como tal (1982): La máquina de vapor, Perdido en mi habitación y No me enseñen la lección. Después está Entre el cielo y el suelo (1986), que me encanta excepto cuatro canciones (Te busqué, Hijo de la luna, Las cosas pares, Ésta es la historia de un amor). Y en 1991 sacaron otro álbum que tenía un temilla que me parecía gracioso: El peón del rey de negras.

De resto: un coñazo de grupo. Unos papafrita sinsustancia. Con unas canciones insoportablemente frívolas y completamente estúpidas.
Pero qué le vamos a hacer, me gusta la idea de los musicales y queríamos ver éste en cuestión.

El show en síNada más entrar y leer en el programa el orden de los temas pensé: ¡uf! malo.
Prácticamente todos eran de después de 1986; horribilidades del tipo: Una rosa es una rosa, Mujer contra mujer, Eungenio Salvador Dalí...
Pero bueno, ya que estábamos allí, let’s enjoy the show!!

El cuerpo de baile, increíble. Los músicos, fantásticos. El decorado, muy bien. La puesta en escena, espectacular. Los actores, unos mejores que otros. La historia, caca de la vaca. Resumiendo: como una película de Jean-Claude Van Damme.

Hay dos actos. El primero es bastante entretenido, divertido y por momentos te partes de risa. El segundo acto es para levantarte y quemar el Palacio de Congresos sin previo aviso ¡qué horror! No veía el momento en que terminara.
Y para colmo, el espabilado de Nachito Cano que mete como tema final uno propio y no del grupo, Vivimos siempre juntos, que conste que me gusta.

Lo mejor, dos cosas: Adrián Lastra (interpreta a Colate): impresionante. La escenografía en No es serio este cementerio, brillantemente interpretado por Adrián Lastra, también.

El frikieLa gente –creo- no se ha enterado de que un musical es, básicamente, una representación teatral donde el elenco canta y baila.
La gente –creo- piensa que un musical es un concierto donde tenemos que cantar y bailar con los artistas que están en el escenario.
Y al lado se sentó un puto frikie de mierda con, más o menos, nuestra edad que vete tú a saber las veces que se habrá masturbado viendo a Nachito mover la melena rizada de teclado a teclado o abducido mientras Ana cantaba la clarividente Una rosa es una rosa.
Le llamó la atención mi esposa. Pasó. Le llamé la atención yo. Siguió pasando. Y como me trataba de usted, pensé que total, para lo que quedaba...
¡FRIKIES! un musical no es un concierto ni tampoco un karaoke

En fin, que si no te podías levantarte, haberte quedado en la cama.
Y devuélveme los euros, Nachito.

Besas y besos a mis amiguitas y amiguitos.

sábado, 11 de octubre de 2008

02: Aquí un creyente

Creo señor, firmemente, que de tu pródiga mente todo este mundo nació.
Que de tu mano de artista, de pintor primitivista, la belleza floreció:
las estrellas y la luna; las casitas; las lagunas;
los barquitos navegando sobre el río, rumbo al mar;
los inmensos cafetales; los blancos algodonales;
y los bosques mutilados por el hacha criminal (...)

Creo en vos,
arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador.
Creo en vos,
constructor de pensamiento, de la música y el viento, de la paz y del amor.

Yo creo en vos (...) obrero,
luz de luz y verdadero (...)
Creo que fuiste golpeado, con escarnio torturado,
(...) martirizado (...)
El romano imperialista, puñetero desalmado (...)

Yo creo en vos, compañero,(...)
humano, (...) obrero
de la muerte vencedor.
Con tu sacrificio inmenso engendraste al hombre nuevo para la liberación.

Vos estás (...) en cada brazo que se alza,
para defender al pueblo del dominio explotador.

Porque estás vivo en el rancho, en la fábrica, en la escuela.
Creo en tu lucha sin tregua (...)

Creo en vos,
arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador.
Creo en vos,
constructor de pensamiento, de la música y el viento, de la paz y del amor.

viernes, 3 de octubre de 2008

01: Bus stop

No me olvido de aquellas larguísimas noches de fines de semana o vísperas de festivos. De bar en bar y más bar. Aquella infame discoteca. Tampoco me olvido de la tensión constante para parecerte simpático o interesante. Ni de todo aquel esfuerzo para que te enamoraras de mí. O para que me besaras. O para que pasaras la noche conmigo.
Cómo olvidar el gusto de despertarme a tu lado.
O el desencanto por que no amaneciste junto a mí.

Cómo olvidar la resaca, siempre presente en cualquier caso.