Me decían que Siro trabajaba en un restaurante que estaba al lado de la Muralla de Córdoba. Pero no me habían dicho que ése “al lado de” en realidad significaba que una de las paredes del restaurante era la muralla en sí: MESÓN DE LA LUNA, así se llama.
Y es un lugar increíble.
Si cruzas la muralla te encuentras a la derecha el Mesón; a la izquierda, una cafetería; y en medio, un precioso patio que, atravesándolo, te lleva directamente a la Judería. La cafetería es pequeña y acogedora, pero la estrella, sin duda, es el mesón.
No le hice fotos al salmorejo ni a las habas con jamón porque pensé: “si no me doy prisa, éstos se lo van a comer todo y no me van a dejar nada”.
Lo siento, cuando hay habas y/o salmorejo ni tengo amigos ni conozco a nadie. Así que pasando de fotos. Y esas habas sí que se merecían la “matrícula de honor”.
Pero es que todo, sinceramente, merecía la matrícula (excepto el salmorejo, claro). Nadie puso ninguna objeción a ni uno solo de los platos que por allí aparecieron:
Continuará.
1 comentario:
Berna, por favor, ¡a un emigrante no se le puede hacer esto! ¿Te das cuenta del estrago que han causado estas fotos en mi pobre nostalgia?
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