jueves, 1 de octubre de 2009

01: El mes pasado

Cada vez que me preguntan qué tal las vacaciones me quedo como dudando, no sé si contestar “bien”, “mal” o “regular”.

Así que empiezo por la parte mala para quitármela cuanto antes de encima.
1º) Justo la semana antes de irme fui víctima de un ataque gastroenterítico que me tuvo fuera de juego hasta casi el final de la semana. Afortunadamente me recuperé antes de salir pero ¡oh, triste de mí! el primer lunes en La Palma: nuevo ataque. De éste tardé más en reponerme, y además estaba el factor psicológico: ese chorizo palmero pasando por delante; el queso, blandito y jugoso; el pan de manteca que se deshacía en la leche... ¡Ah, porca miseria! dos años y medio sin ir por La Palma y ahora me pasa esto.

2º) Una auténtica hijaputa de Iberia en La Palma nos hizo pagar 15 € por exceso de peso (que no de equipaje). Resulta que ahora no puedes poner más de 23 kilos en una maleta porque a los señoritos que estampan las maletas sin ningún pudor contra la cinta de equipajes les duele la espalda. El número en el Aeropuerto fue de los de “menuda ordinariez”, con frases tipo: “Pero señora, es que tengo cara de gilipollas” o “Vamos señora, no me toque los cojones”. Si es que me pierde esta incontinencia verbal ordinaria.

3º) Cuando llegamos a Granada descubrimos que nos habían reventado el carrito de Mateo.
Y digo bien: R-E-V-E-N-T-A-D-O. Destrozaron la pieza que desbloqueaba la rueda delantera (con lo cual ya no puede girar); doblaron el eje de esa rueda pegándolo al chasis (con lo cual ya no puede rodar); e incrustaron el manillar de tal forma que para poder llevarlo tendrían que doblar la palma de la mano con la intención de tocarse su propia muñeca.

4º) Todavía estamos esperando (van 15 días) el paquete que nos mandamos por Correos. Obviamente ya hemos puesto la reclamación pero sin ningún tipo de esperanza porque tenemos la absoluta seguridad de que nos lo han robado. ¿Qué le vamos a hacer? Una putada porque llevábamos toda la ropa que nos habíamos comprado en esas fantásticas tiendas outlet que hay en Santa Cruz. Aparte de un bolso Paul Smith que iba a ser la envidia de todos mis guiris, lo juro.

5º) Llegamos a Granada el viernes a por la tarde y me tiré toda la noche y los cinco días siguientes defendiéndome de otro ataque gastroenterítico. Tengo que ir al médico, sí, es verdad. El problema es que cuando fui en La Palma, el espabilado de Recepción en lugar de hacerme un pase como “Visitante” me hizo uno de “Residente”, o sea: que ahora mismo no tengo médico asignado aquí.


Curiosa nueva tienda.


De resto... ¡Ohhhh! Qué bien todo.
Mi familia, bien; mis amigos, bien; la ciudad, bien.

Mi sobrino es un actual gamberro y futuro antisistema.
Fue al primero que vi al salir cargado con las maletas; mi sobrino corriendo hacia mí y gritando a pleno pulmón: “Tío, Tío...”; yo emocionado lo cojo y lo subo arriba y me mira con cara en plan: “¡Eh! ¿tú quién eres? mi tío es una foto que está en casa de mi abuela”. Mi gozo en un pozo.
Como tío puedo decir que estoy orgulloso: no obedece a sus padres, vacila a sus abuelos y todo el tiempo está ideando maldades... ¡un fenómeno!.. Los padres no están de acuerdo conmigo, obviamente.

En general, los niños se lo pasaron en grande. Bueno, Jimena a veces se hacía un pequeño cacao con la situación. Un día nos preguntó: “¿Esto qué es, La Palma, Canarias o Granada?”. Otro día: “¿Papá, yo cuantos primos tengo?”, porque todos los hijos de mis amigos eran primos.


Aquí empieza la Calle Real.


También hemos sufrido un poquito de estrés porque no vean qué ritmo de vacaciones.
Nos levantábamos pasadas las 09:00 (tengan en cuenta la hora de menos). Desayunábamos. Nos sentábamos a descansar. ¡Uy!, hora de salir: que si Calle Real para arriba (para quien no lo sepa, es como la Quinta Avenida de Nueva York, pero pelín más ajustada), que si Calle Real para abajo. ¡Uy!, hora de comer. Comida. Siesta. Merienda. Descanso. Hora de salir: que si Calle Real para arriba, Calle Real para abajo. ¡Uy!, hora de cenar... Y así sucesivamente... Espero que no se estén preguntando dónde está el estrés porque a ver quién de ustedes es capaz de aguantar ese ritmo durante ¡¡20 DÍAS!!


Explosivo amanecer.


Y mis amigos ¡qué bien! no pararon de organizarnos cosas. Nada más llegar: ¡CENA! Risas por aquí, risas por allá; los mismos chistes de toda la vida, los mismos comentarios... pero igual de divertidos que siempre; después a la calle y media borrachera.
El fin de semana siguiente fue de móvil y Blackberry porque casi no damos abasto con tanto compromiso. El viernes ¡CENA! En un principio íbamos seis o siete pero al final nos juntamos catorce –creo-; muchas risas y después a la calle y media borrachera. El sábado ¡PAELLA! en la casa que la familia de Carlitos tiene en una de las Breñas (nunca sé si es “Alta” o “Baja”):


Susodicha casa.


Al día siguiente –domingo- al Silvestre Carrillo a ver al sin par C.D. MENSAJERO. ¡Ohhh, qué deleite para los sentidos! Lástima que empatáramos cuando en justicia deberíamos haber ganado. Todavía no había visto jugar al equipo en el Estadio después de la remodelación. Así que pesar del resultado fue todo un placer.


No me digan que no se emocionan al ver ondear la bandera del glorioso MENSAJERO.


Continuamos con la posada y conversación, que diría el Lazarillo.
Y ese mismo domingo por la tarde fuimos al cumpleaños de Ángela. Los padres lo pasaron bien y los niños mejor.

Y de repente llegó otro fin de semana.
Carlos nos invitó a cenar a su casa. Fantástica noche. De entrada, desde su casa se ve el precioso y magnífico coliseo que el MENSAJERO tiene por Estadio, lo cual ya te pone el cuerpo en “modo fácil”.
Pero aparte de la situación geográfica, nos preparó una cena riquísima, y además, Miguel y Montse llevaron dulces (pasteles in Godo Language), pero no de ésos de diseño metrosexual, no, los dulces de toda la vida, de los que gustan más. Y Jorge apareció con una caja con diferentes vinos que estaban para echarse a llorar de gusto. Y después las copas y vengan más risas... hasta que Jorge y Alejandro se pusieron a cantar y comprendimos que era el momento de volver a casa antes de que la noche degenerara en karaoke.
Y el sábado, Pedrito y Anisa invitaron a ciento y la madre a comer. Y comimos... ¡hala! ¡cómo comimos! Y qué bien nos lo pasamos (y los niños más).
Qué alegría de fin de semana.


Desde la casa de Pedro y Anisa se ven barcos sailing away.


Mis padres querían que saliésemos a comer así en plan familiar y tal. Y yo pregunté “¿pero adónde vamos con el antisistemita y sus dos secuacillos?”. Y –creo que- mi cuñado sugirió: “Vámonos a El Refugio” (para quien no lo sepa, es como el Amazonas pero pelín menos tropical). Nunca una frase tan pequeña tuvo una dimensión tan cósmica. Todo el mundo al Refugio y los tres gamberros a correr por esos montes que tan inteligentemente nos legó Dios Nuestro Señor. Hasta vimos pasar el mar de nubes, no me digan que no es genial.


Mar de nubes en movimiento.


En todo la entrada no he nombrado a mi querida y goda esposa, y a propósito la he dejado para el final.
Y es que he pasado unas semanas con ella que han sido lo mejor de lo mejor de lo mejor. Salimos a cenar dos o tres noches ¿o fueron cuatro?, a pasear... Hablamos. Tuvimos tiempo para nosotros. Y muchas cosas.
Así que, querida y goda esposa, muchísimas gracias por el colosal septiembre que me has regalado. Aunque, sinceramente, espero que sea el peor de todos los que nos quedan.

Y llegó el día de volver. Mis padres se quedan tristes y mis amigos espero que me echen de menos. Yo sí los echo de menos. Y la tristeza... quedémonos con las cosas positivas ¿verdad?


N. del A (1): Espero que les guste el nuevo y –creo- definitivo diseño. Es el que estuve utilizando para el BLOGSAJERO la temporada pasada.

N. del A (2): ¿Les han gustado las fotos? Pues voy a colgar más en mi Facebook, les avisaré.

N. del A (3): Me faltó ir a visitar a Toño y no fue por falta de ganas. Pero al final no pudo ser. Seguro que no se enfada.

2 comentarios:

Siempre he sido yo dijo...

Este diseño me gusta más que el que tenías cuando escribiste la entrada anterior.

Besitos para los cuatro.

Berna. FCO. RGUEZ. dijo...

¡Ay, querida! Cómo se te nota el buen gusto. Besos para mis nueras y consuegros.