miércoles, 13 de mayo de 2009

02: Ordenar la habitación

No recuerdo en qué año fue exactamente porque:
A) no tengo ganas de pensar a estas horas, y
B) hoy no me apetece pensar cuántos años hace de nada.
A mí me gustaba Carmen, me gustaba muchísimo. Era la chica más guapa que había visto en mi vida, cuando la vida la marcaban los granos en la cara y las hormonas revueltas. Atento para sentarme detrás de ella o relativamente cerca, dentro de su campo de visión, siempre. No me acuerdo de quién se acercó a quién pero poquito tiempo después su grupo ya hablaba con el nuestro.

Y todo iba “bien”, me sonreía, me llamaba, me contaba cosas. Como yo era un buen amigo (¡ah! la palabra de mierda), un día me dijo quién le gustaba. Desde el mismo momento en que me denominó amigo ya supe que no era yo. Le gustaba Pablo –como a todas-, mi amigo Pablo. Mira que me jodió el Pablito de los cojones durante toda la adolescencia… qué le vamos a hacer. Así que la viva al bollo y el muerto –yo- al hoyo. Como siempre.

Me fui a mi casa cabreadísimo. Y como no se me ocurría absolutamente nada que hacer puse la cinta que me había grabado el hermano mayor de Manolo.
Un hermano mayor tiene muchas ventajas, entre ellas, la música que escucha.
El primer tema de la cinta era La chica de ayer. Estaba triste, deprimido, triste y más triste aún. Me llamó mucho la atención aquella canción y me pasé el resto de la Semana Santa escuchándola sin saber qué más canciones me había grabado. El lunes, cuando volví al instituto, ya me había olvidado de Carmen y de toda la tristeza.

Hubo un momento en el que las noches se alargaron; julio, agosto y septiembre se volvieron locos del todo. Y por esas vueltas que da la vida y por esas cosas que pasan en las fiestas, Carmen y yo pasamos un verano entero besándonos y riéndonos mucho. En uno de los bares pusieron la versión en directo, y Carmen me comentó que le encantaba aquella canción. Yo, en medio de un subidón de ginebra con limón, le hablé de aquella Semana Santa, así que desde aquella tarde, tú fuiste la chica de ayer, le dije. Carmen se quedó pensando, qué honor, me contestó.

Qué momentos tan mágicos escuchando sus historias, qué sensaciones tan increíbles. Así que hoy, cuando me he enterado de que había muerto, simplemente he pensado que qué suerte haber coincidido en su tiempo, qué suerte haberle visto en un concierto.

Y yo, tan previsor, también he empezado a pensar en qué les contaré a Jimena o a Mateo cuando descubran las canciones de Antonio Vega.

Hay algo mas, recuérdenme que hay que ordenar la habitación
(http://www.youtube.com/watch?v=C8iKimHmLwM)

p.d.: los niños están dormidos. Mi chica está dormida. El día que cumplí 39, se murió Antonio Vega.

3 comentarios:

Javier Ruiz. (Sevennorth). dijo...

:'-(
Un día triste.
Mañana te digo felicidades, campeón!

Concha y Alex dijo...

gracias por transmitir un pellizco de tus recuerdos, como siempre inmejorable.
un besazo a tu tzayo mcquin, un beso en los mozthros a tu JIMENA (CON MAYUSCULAS), y a tu inmejorbale mujer (tu mejor tesoro)

Alejo

Maite dijo...

Berna, pues tú no sabes que "El Sitio de mi recreo" siempre, siempre me recuerda a ti. Una tarde de esas en Granada, algo dijiste en plan, "¡Temazo total!" y, no sé por qué, se me grabó en la cabeza. Hoy en día, es una de mis canciones favoritas. Gracias por dármela.